miércoles, abril 16, 2008

UN AÑO MÁS DESDE SU PARTIDA

Dicen que todos tenemos ángeles que nos cuidan y que están siempre con nosotros, muchas veces esos ángeles son personas de lazos directos a nosotros y yo estoy segura que tengo el mío.
Mi ángel me cuida y me fortalece en los momentos difíciles, siento su apoyo en cada momento de confusión y su compañía cuando camino temerosa por algún lugar.
Aún recuerdo la última vez que lo vi con vida, el verano del año 2000, sentí que algo pasaba, estaba distinto, se acostó todas las noches que estube con él a altas de la madrugada, simplemente contándome sus historias pasadas, su pena de cuando quedó viudo y con cinco niños pequeños, todas sus experiencias en el campo y su llegada a Collipulli. La despedida de ese año fue distinta, hoy recordando lo siento así, lloró mucho cuando lo abrasé y lo besé, prometiendo que pronto volvería a verlo, que se cuidara y se tomara todos sus remedios para que estubiera bien cuando volviera y salieramos a caminar por la plaza del pueblo, tal como lo habíamos hecho ese mismo año. Me tomó las manos fuertemente, sus ojos comenzaron a brillar y me hizo prometer que siempre cuidaría a mi mamá, que nunca la dejaría sola. Por supuesto le dije, de eso jamás dude y una lágrima corrió por su mejilla. Le dije que no llorara, que pronto volveríamos a estar juntos y que me arrancaría unos días del invierno para ir a verlo, a lo que me contestó con una sonrisa.
De verdad que jamás pensé que unos meses más tarde lo vería nuevamente, pero ya sin vida. Su corazón no resistió, un infarto fulminante se llevó a mi Tata, al que le dió la vida a mi madre y al que colmó de juegos y cariños a todos sus nietos, que aunque viviamos muy lejos nos enseñó a quererlo sin restricción.
Hoy 16 de abril del año 2008, cuatro días después de haber cumplido 30 años, celebro ya 8 años desde su partida física, porque siento que espiritualmente me acompaña siempre, sé que hoy está sentado a mi lado, orgulloso de su nieta, de mis logros y quizás también de mis fracazos, que siempre dijo eran experiencias de vida para seguir creciendo. Hoy especialmente recuerdo cada una de sus palabras, de su cariño incondicional y de su entrega como padre y para mi como mi Tata Manuel.
Gracias por estar ahí y quizás volvamos a encontrarnos más pronto de lo que pensamos.