A LA MEMORIA DE CECILIA

Es difícil mirar esta fotografía y no sentir nada, por lo menos para mi. Fue el cumpleaños Nº36 de Cecilia, (mi prima) y también el último. Como olvidar lo que lloramos ese día pero de felicidad, le agradeciste a todas las personas que estaban contigo, por todo el apoyo que te habían dado para superar la enfermedad que te estaba aquejando. Todo esto porque te habías hecho unos exámenes que nos dieron la alegría de pensar que ya no había nada, que las quimioterapias habían dado resultado. Todo duró muy poco, sólo unos días después del 13 de septiembre del año 2003, otros exámenes nos darían la gran pena, la enfermedad que te estaba atacando se había expandido y todo lo que habíamos hecho para detenerla había sido en vano, el Cáncer que padecías te estaba matando poco a poco.
Fuiste una mujer digna de admirar, luchaste codo a codo contra la muerte y también para poder estar al lado del hombre al cual amabas. Tus ojos grandes y tu especial sonrisa nos iluminaban, siempre fuiste una mujer valiente, nada te hacía bajar los ánimos y eso te hacía más grande. El 9 de noviembre del año 2002, trajiste al mundo a tu hijo menor y con él la enfermedad que te aquejó durante todo este tiempo.
El sábado 12 de abril de hace dos años, celebramos mi cumpleaños Nº25, habían muchas personas acompañándome, familiares, amigos, compañeros de trabajo y también tú, nos reímos y disfrutamos mucho, pero nunca imaginé que justo un año después, es decir, el 12 de abril del 2004, estaría llorando tu muerte. Tú eras una mujer luchadora, hasta el día de hoy hiciste dudar tu muerte, te fuiste como una muñeca, con tu pelo corto y tu pequeña carita bien maquillada, parecía que estabas durmiendo solo un sueño profundo, pero teníamos que asumir que te habías ido para no volver.
Nos enseñaste que en la vida había que luchar. Viviste un año cinco meses con una enfermedad maldita, viste a tu hijo crecer, aprendió a caminar a tu lado y celebraste su primer cumpleaños junto a él, pero yo creo que lo que más te llenó el corazón de alegría fue escuchar que te dijera mamá.
El jueves 08, repartiste todas tus cosas a las personas que querías, entre esas cosas estaba lo que más amabas en el mundo, tu pequeño hijo Matías. Pediste que lo cuidarán y lo quisieran mucho y que nunca te olvidarán. Por mi parte nunca lo haré, siempre estarás conmigo, me dejaste marcada y también un gran desafío, el no olvidar y tampoco dejar que se olviden de ti. Así que ten presente siempre que en los próximos años serán dos celebraciones, la mía un año más de vida y la tuya un año más que estás en el paraíso, descansando y sabiendo que tus hijos crecen bien.
Esto es una manera de demostrarte lo mucho que te quise y que siento tu partida, nos harás mucha falta, pero estoy conciente de que estas descansando, sin dolor ni sufrimiento. El año recién pasado, no quise celebrar, ni que nadie me saludara en mi cumpleaños. Hoy, estoy conciente de que fue lo mejor para ti, que partiste para descansar y que solo nos llevas la delantera de nuestro largo camino.
Agradezco a todos los que rezaron y siempre preguntaron por ti, a los que sabían lo que estabas pasando y sufriendo y a los que me ayudaron a darme cuenta que tengo que dejarte partir, que tú estas bien y que debo aprender solo a recordarte el día de mi cumple. Gracias a todos por el apoyo y a ti Hernán, tus palabras me hicieron sentir y reaccionar, me has iluminado mi camino y me has hecho entender el sentido de la vida y de la muerte de los seres que amamos.
A ti Cecilia gracias por haber llegado a mi vida y haberme enseñado a luchar. Por haberme ayudado a entender y aprender que la vida es corta y bella y tenemos que disfrutarla mientras la tenemos. Descansa en paz que nunca te olvidaremos.